Sin pedir permiso fui agarrando sus nalgas que sobresalían de su vestido enterizo, aprovechando que sus ojos estaban cerrados y su boca distraída con mis besos. Aun sabiendo que estaba siendo algo atrevido, quise tentar mi suerte y ahondar un poco más en las maravillas que aquel vestido insistía en ocultarme
Intenté deslizar mi mano con sigilo por su cuerpo, pero quien habita dentro de mí tomó el control y con gran afán se dirigió hasta la puerta de su vagina, lo sé, muy apresurado, pero para entender deben conocer al otro sujeto.
La expresión en mi rostro también cambió, pues mis ojos se llenaron de lujuria, el cambio de respiración se elevaba. Para mi sorpresa y gran deleite no llevaba puesta ninguna prenda íntima, lo que me excitó hasta el límite, pues su vagina estaba a la merced de mis dedos, por ende y sin remordimiento decido consentir un poco aquel clítoris delicioso y humedecer mis dedos dentro de ella.
Mis ojos observan su rostro que parece estar experimentando diversas y placenteras sensaciones, intento buscar algo de resistencia de su parte a mis actos, sin embargo, nada parece querer detenerme. Siento más afán de estar dentro suyo al percatarme que su respiración se convertía poco a poco en pequeños gemidos, cortos y agudos, elevándose exponencialmente con cada movimiento de mis dedos dentro de su vulva, pero este placer no estaría completo si no probara su sabor, por lo cual decido chupar mis dedos, deleitarme con sus fluidos y oler de primera mano la fragancia con la que se perfuman aquellos labios menores que ahora parecen desear ser visitados y cortejados. Acerco mis dedos a mi boca, pero ella me agarra por la muñeca y susurra; ¿a dónde llevas tu mano caballero, acaso no piensas dejar que yo lo saboree primero?, hay un océano entero de donde acabas de sacar eso, entonces déjame ser la primera en degustar.
Mi boca impaciente esperaba algo más que sus labios superiores, pues sabía que los menores estaban a mi disposición. Observo sus ojos y su mirada extasiada como deseando que anticipe la estocada, pero no pienso darle ese gusto, primero debo recorrerla de pies a cabeza y hacer que se enloquezca antes que aquello inevitable tenga lugar;
Mi mano izquierda se abalanza sobre su vestido con la intención de dejar sus pechos al descubierto para que mi lengua se abalanzara sobre ellos ipso facto. Acaricio sus senos cubiertos aún por su vestido, ella solicita que aumente la velocidad, colocando su mano sobre la mía, aunque aquella reacción dura apenas unos segundos, pues al parecer tiene apetencia de carne y sabe perfectamente a donde dirigirse, es así como sus dedos se hacen presente en el cierre de mi pantalón, el cual baja de inmediato, acto seguido se dirige al cinturón, el cual no puede desabrochar y con su poca paciencia decididamente desliza su mano lentamente por mi pelvis metiendo la mano hasta tener contacto con mi miembro, que al sentirlo no quiere contenerse.
Abrió sus ojos y su mirada ya dejaba de ser sumisa, ahora me observa dominante y posesiva. Se levantó de aquel sofá y me dijo: ¿quieres ver lo que hay aquí debajo esperándote? Acto seguido se inclinó un poco y como una diosa, mete dos de sus dedos en su vagina y luego los saborea, sonríe pícara, viendo mi rostro de inmoralidad; – ¡claro! Respondí- entonces ven por ella y con su dedo índice me pide que reclame mi premio. Me levanto y me acerco a ella; Tomo su cintura y bajo lentamente hasta quedar arrodillado, comienzo a besar sus piernas con mis manos en sus nalgas y subo lentamente hasta donde comenzaba su hermoso vestido azul, lo subo un poco, y su vagina estaba allí, húmeda y rozagante; ella coloca su mano izquierda en mi cabeza queriendo que le dé un delicioso sexo oral mientras con su otra mano juega con sus senos.
El olor de su vulva era tan suave y delicado como si se perfumara solamente para aquel momento. Comienza mi turno y el movimiento de mi lengua parece deleitarla sin medida. ¡no aguanto más, te quiero dentro! Dice con voz caprichosa, entonces me coloco en pie y ella intenta quitarse su vestido azul, pero yo la detengo de inmediato diciéndole – ni se te ocurra quitártelo tú, ese cuerpo lo desnudo solamente yo-. Me siento de nuevo en el sofá y le digo ven acá, tocando con mis palmas la pierna, – recuéstate aquí- ella se recuesta en mi regazo, levanto su vestido dejando al descubierto su culo y le doy tres nalgadas mientras le digo – debo enseñarte modales.
Una vez recibido el castigo se coloca enfrente mío, arrodillada, me hace gestos de niña mimada arrepentida, me pide que me coloque de nuevo en pie, lo hago y quita mi cinturón, baja mi pantalón y mi bóxer, mete mi miembro en su boca y comienza a hacerme una deliciosa felación, su forma de mamarlo es increíble, lo saca de su boca, me masturba y viéndome me dice – ¿me perdonas? Te lo voy a compensar. –buena chica- le susurro mientras tomo fuertemente su pelo largo, y la guio de nuevo al miembro.
La forma en que me lo hace me lleva a querer eyacular en su boca, entonces la retiro de inmediato, la levanto y quito su vestido azul de forma violenta, ella se excita aún más y me implora por sentir mi pene dentro suyo.
Lo que sucedió después…